Frente al agotamiento de un modelo productivo que pone al mundo a las puertas de un desastre ambiental inédito, la Economía Circular propone la inversión del famoso dicho “de la cuna a la tumba”, por otro más sustentable: “de la cuna a la cuna”. Todo vuelve a su origen, todo es reutilizable, todo es reciclable. Propuesta, importancia y desafíos de una filosofía que crece a ritmo acelerado en Europa y el mundo.
La Economía Circular propone un giro copernicano al actual sistema productivo y económico internacional, basado en un esquema lineal que va de la extracción de materias primas hasta la generación de decenas de miles de toneladas diarias de residuos industriales y hogareños. Entre un extremo y otro, se encuentran las etapas de procesamiento de las materias primas, la fabricación de productos y su distribución y utilización, cada una con su correspondiente empleo de energía y generación de residuos.
En la teoría más pura de un sistema económico circular idílico, el concepto de residuo no existe. Lo que para la economía lineal es basura, la economía circular lo convierte en un recurso que es introducido de nuevo en el ciclo productivo. La consecuencia más evidente es la desconexión del crecimiento económico de la explotación de los recursos naturales.
Sin embargo, transformar todo residuo en un recurso potencial implica una serie de desafíos, que empiezan con el diseño de los productos con una filosofía circular desde el principio, considerando los impactos que tendrán en el medio ambiente durante su ciclo de vida y resolviendo de qué manera se facilitará la reparación, remanufacturación, actualización o reciclaje de cada componente.
Nuestros ancestros lo sabían
La idea de “circularidad” aplicada a la producción y la economía es tan antigua como el hombre. La relación de inmediatez de los pueblos antiguos con su entorno hacía que de manera completamente intuitiva adoptaran prácticas sustentables en la elaboración de herramientas, abrigos, armas y utensilios que además eran reutilizados. Al emplear elementos naturales, la biodegradación se realizaba de forma armónica con el medio ambiente; y al no disponer de un avanzado desarrollo científico-técnico, el daño ambiental era mínimo.
Maikel Kuijpers, profesor en el Max Planck Institute for the History of Science, señala que ya durante el Paleolítico se reutilizaban partes de las armas para fabricar otras, y se reciclaban vasijas de arcilla, derritiéndolas para producir utensilios nuevos. De hecho, Kuijpers asegura que la economía lineal es un “fenómeno anómalo” en cuanto a la utilización de los recursos naturales.
La idea de retroalimentación y de ciclos en sistemas en el mundo real resurgió en países industrializados después de la Segunda Guerra Mundial, pero no fue hasta fines de los 70 que el concepto de Economía Circular cobró fuerza, de la mano del trabajo de investigadores, académicos y líderes de empresas que lo aplicaron en sistemas económicos modernos y procesos industriales. A partir de allí, se diversificaron algunas corrientes.
El término «economía circular» se utilizó por primera vez en la literatura occidental en 1980 (Pearce y Turner 1990) para describir un sistema cerrado de las interacciones entre economía y medio ambiente.
Por su parte, el químico alemán Michael Braungart, junto al arquitecto estadounidense Bill McDonough, plantearon la idea y certificación del “Cradle to Cradle™” (de la cuna a la cuna), una filosofía de diseño que establece una analogía entre procesos industriales y comerciales con el metabolismo biológico. Según esta visión los desechos equivalen a nutrientes que pueden ser recuperados y reutilizados.
Por otro lado, Janine Benyus, autora de Biomimicry: Innovation Inspired by Nature, propone estudiar los fenómenos de la naturaleza con el fin de encontrar soluciones a problemas humanos. La variedad de corrientes filosóficas con énfasis en la Economía Circular y cómo aplicarla en la actualidad se completa con Economía de rendimiento, Ecología industrial, Capitalismo natural, Economía azul y Diseño regenerativo.
Uno de los pioneros en promover el concepto de “consumo de servicios y no de productos” es Walter R.Stahel, Fundador y Director del Product-Life Institute en Ginebra y ganador del premio Mitchell Prize. La propuesta consiste en plantearse si en vez de tener en cada hogar un lavarropas descartable cada tantos años, no sería más inteligente contar con grandes máquinas de alta calidad y durabilidad, de uso común para algunos vecinos. Esta estrategia implica la creación de puestos de trabajo en el mercado de la reparación de maquinarias y de reutilización, y reduce la emisión de gases de efecto invernadero, entre otros beneficios. En 2010, Stahel se extendió acerca de esta visión de consumo en la segunda edición de su libro The Performance Economy (2006), exponiendo más de 300 casos y ejemplos que avalan su tesis.
Desafíos a superar
Una de las organizaciones líderes en impulsar iniciativas para la promoción de la Economía Circular, es la Ellen McArthur Foundation. Fundada en 2010 por Ellen McArthur en el National Science Museum, esta entidad sin fines de lucro busca acelerar la transición hacia la economía circular, introduciéndola en la agenda de líderes de negocios, gobiernos y académicos.
Los desafíos abarcan tres áreas interconectadas:
– Cuantificación del potencial económico de los modelos circulares; tarea que realiza junto a McKinsey & Company y que se traduce en varios informes económicos.
– Alianzas estratégicas con empresas, como Danone, Google, H&M, Nike o Philips para desarrollar iniciativas reales de negocio y superar el reto de la implementación.
– Educar, tanto formal como informalmente, para crear una plataforma de conocimiento para acelerar la transición.
El fin de una era
Hace más de 40 años, el Club de Roma presentó su informe “Límites al Crecimiento” (Limits to grow), en el cual señalaba que el agotamiento de recursos vitales y la contaminación a escala global representaban un gran riesgo para la economía global. En la actualidad la mayoría de los organismos internacionales (ONU, OCDE, IPCC) confirman que nuestra generación enfrenta una tormenta perfecta de problemas. Algunos de los más importantes son:
- Superpoblación.
- Sobreconsumo del Norte a costa del empobrecimiento del Sur.
- Uso indebido de las nuevas tecnologías.
- Pérdida de biodiversidad.
Lógicamente, el avance de la Economía Circular va a precisar primero de un marco normativo potente que le allane el camino y estimule su crecimiento en todo el mundo. La delantera al respecto la lleva Europa, el continente que alumbró la Revolución Industrial. En 2016 la Comisión Europea adoptó un paquete de medidas para la promoción de la Economía Circular, como la creación de una plataforma de apoyo financiero con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que agrupa a inversores e innovadores, la orientación a los Estados miembros sobre la transformación de residuos en energía y la proposición de la mejora legislativa relativa a ciertas sustancias peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos.
La creciente preocupación por la economía circular se ve reflejada en la reciente elaboración por parte del gobierno Francés, de una hoja de ruta para luchar contra la obsolescencia programada y favorecer la economía 100% circular, y la discusión de la aplicación de la economía circular en la Unión Europea. Este documento se basa en 5 puntos fundamentales:
- Incentivos para las empresas y la investigación.
- Involucrar a la población mediante campañas y planes educativos nuevos.
- Reconversión de trabajadores, creación de nuevos empleos y certificaciones.
- Reducción de residuos generados.
- Reducción de la dependencia del país de las importaciones de materias primas y de las variaciones del mercado exterior.
Mañana es mejor
Al igual que ocurre con cualquier cambio, el momento más difícil de atravesar es el de esa inercia que al principio nos dice que las cosas están bien como están, que no vale la pena hacer el esfuerzo o que será inútil. Pero la Economía Circular ya ha superado esa instancia, y se expande a ritmo acelerado por todo el planeta, gracias al intercambio de información y experiencias que permiten las nuevas tecnologías de la información y las redes sociales.
El boom del consumismo irresponsable e innecesario ha llegado a su fin. Bienvenidos al comienzo de un futuro mejor, más sano y ciento por ciento circular.
Imágenes: Bela Geletneky en Pixabay (1), www.creafutur.com (2 y 3)
Fuentes: www.creafutur.com, www.fundacionaquae.org, www.diariosustentable.com, blog.donalo.org, www.manusa.com, www.ellenmacarthurfoundation.org