El Green Drinks BA del martes 13 de agosto nos dejó la reconfortante sensación de que hacer las cosas bien y trabajar para el cambio es un camino de ida al que cada vez nos sumamos más.
Escuchar a nuestros oradores invitados hablar de su trabajo integrando a las personas y a sus comunidades como parte fundamental de la obra, nos deja el mensaje de que, como dijo Carlos Levinton «hay mucho que se puede hacer» y nos inspira a seguir trabajando a cada uno desde su lugar.
La arquitectura tiene un impacto ambiental muy alto. Por sí solas, la construcción y la industria de las viviendas son responsables de aproximadamente el 40% de las emisiones de CO2 y del consumo de energías primarias. En el caso de países con menor nivel de industrialización y alta urbanización puede alcanzar hasta el 50% del consumo final de energía primaria.
En esta ocasión, nos acompañaron tres invitados destacados de la temática: el arquitecto Carlos Levinton, Charly Karamanian, desarrollador de “La Casa G” y el arquitecto Gustavo Diéguez del Estudio a77, en el Espacio Cultural El Quetzal, ubicado en Guatemala 4516 (Palermo Soho), que nos abrió nuevamente sus puertas.
Abrió el encuentro Carlos Levinton, Director Fundador del Centro Experimental de la Producción (CEP) FADU UBA, que participa desde la asociación civil Arca Centro -centro de referencia en reciclado y ecología urbana- colaborando con comunidades vulnerables. A lo largo de su presentación, hizo referencia a varios de los proyectos de construcción en los cuales participó, basados en el concepto de eco-house que ideó en 1998, en la ciudad de Guernica.
Todos los proyectos descriptos fomentan el reuso de materiales desechados y la participación de la comunidad en su construcción. Los componentes son trasladados a territorios vulnerables con el fin de reparar los ecosistemas y generar un sentimiento de pertenencia por parte de los propios usuarios. Así mismo, Carlos considera la importancia de focalizarse en las periferias de las ciudades ya que en los próximos años se estima una migración masiva desde los centros urbanos hacia las afueras.
Luego de presentar usos de algunos residuos para fines constructivos, se detuvo en el proyecto de la ciudad de Coronel Vidal (llamado Campus Vidal), uno de los proyectos emblemáticos que está investigando. Este ecocentro experimental está desarrollado en conjunto con la ONG Amarthya. Ahí se reutilizan pallets, silobolsas y neumáticos, residuos provenientes de la industria agrícola, altamente presentes en la zona.
Otro ejemplo de los desarrollos fue en la localidad neuquina de Jacobacci (slide 33), a raíz de la erupción del volcán Puyehue. La intervención consistió en elaborar, junto a la comunidad local, un centro con la utilización de bolsas de cenizas, considerado como gran aislante térmico.
El último emprendimiento arquitectónico se ubica en Haití. El equipo de trabajo de Carlos Levinton fue convocado por Cascos Blancos luego del terremoto ocurrido en 2010, para crear viviendas temporales.
La llamaron Octa Survival Design y se constuyeron por los propios haitianos usando residuos, únicos materiales disponibles luego de la catástrofe.
La segunda presentación estuvo a cargo de Gustavo Diéguez, arquitecto y socio del estudio a77. Durante el encuentro, presentó proyectos iniciados en contexto de crisis cuando en 2001, el mayor recurso disponible eran residuos de todos tipos. Las construcciones se enfocan en una política de constelaciones temporarias: autoconstrucción, reutilización y dinámicas sociales en el espacio público.
La primera obra representa la ampliación de la casa de su socio, Lucas Gilardi. El segundo proyecto presentado se llama Plug in Festival! y consiste en equipamiento para una institución nómade dentro de un contenedor, en el marco del primer Festival de Diseño de Buenos Aires, del Centro Metropolitano de Diseño, en 2006. Se evidencia otro concepto de reutilización a través de mobiliario desmontable, llamado Institución Efímera, el proyecto representa una muestra colectiva donde compartieron el espacio artistas y arquitectos en el Palacio de Correos (Buenos Aires, 2006). El mismo proyecto salió ganador de un concurso brasileiro. Plug Out Unit Brasil es el nombre del proyecto traslado a la ciudad de Brasilia para ser remontado en el Museu Nacional do Conjunto da República en 2007 y luego a Sao Paulo en CESC Vila Mariana, en 2008.
El último proyecto al cual se hace referencia en esta nota es la instalación llamada We Can Xalant en Mataró, Barcelona, en 2008-2009. El proyecto se basa en una apropiación artística y arquitectural por parte de la comunidad local de caravanas abandonadas por turistas holandeses después del verano ibérico. Realizado en una zona sufriendo de poco desarrollo socio-económico, el proyecto buscó a la vez despertar conciencia sobre el impacto ambiental y paisajístico y generar creatividad colectiva. Tanto adultos como niños participaron en la transformación de las casas rodantes, haciendo de este elemento un espacio cultural donde se cruzaron arte cinematográfico, musical y biblioteca itinerante.
La última presentación del encuentro de agosto fue el emprendimiento personal de Charly Karamanian, desarrollador de “La Casa G”.
A través del uso responsable de energía y de energías renovables, así como la promoción de prácticas más armoniosas con una forma de vida bajo consumo, Charly Karamanian se propuso construir su propia casa de manera sustentable.
La denominación de la letra G proviene de las palabras las palabras Green, Gaia y Galileo, “tres referencias en cuanto al contacto con el medio ambiente, el vínculo con la tierra y el respeto por el planeta», explicó Charly.
El objetivo de La Casa G construida en Cañuelas, es fomentar el uso racional de los materiales, las buenas prácticas ambientales, el ahorro de energía y la promoción de la sustentabilidad, tanto a nivel público como privado.
Para mayor información acerca del emprendimiento y de sus avances, los invitamos a visitar la página de Facebook: www.facebook.com/lacasasustentable
¡Gracias a todos por haber participado y asistido al encuentro!